ANTROPOLOGÍA, POLÍTICAS PÚBLICAS Y TERRITORIO

¿Es válido idear al otro sin conocer la realidad de las poblaciones y territorios? De hecho, dentro de una línea antropológica, habrá de aquellos que sugieren un mosaico fenomenológico sobre la cultura producto de una incesante necesidad de vernos sumergidos en la posmodernidad, pero también existirán aquellos puntos de vista relativamente estrictos en torno al quehacer antropológico en nuestras sociedades.

En este marco, trataré de seguir esta segunda idea como una propuesta para el quehacer antropológico dentro de las posibles alternativas a nivel de procesos de planificación social y de aquellas formas de responder desde las realidades al complejo sistema de la administración de los territorios desde los Estados. De hecho, por ahora considero no necesaria la discusión sobre la gran cantidad de conceptos y lenguajes que vienen argumentando el olvido de los procesos sociales y la historia en sí de los pueblos y sus razones históricas de desenvolvimiento cultural. Pero de alguna manera, ponen en rigor la urgente necesidad de repensar las leyes y causas que intervienen en la gestión de los territorios, ello dentro de marcos actuales de masificación de espacios urbanos y la problemática generada por el desconocimiento y la vulneración de derechos culturales generados por aquellos planes aplicados en territorios distintos a los nuestros y que por tanto merecen mayor atención a recibir modos específicos de satisfacer necesidades generadas por la “modernidad”.

De esta manera, parte de esta reflexión inicia en las dificultades por interpretarnos y la brecha constante que se ha sucedido por las interpretaciones que nos otorgan aquellos que por lo menos saben que existimos como “profesión”, “carrera”, “especialidad”, “disciplina”, entre otras; pero de la misma manera existen aquellas miradas constantes sobre el significado en conjunto sobre el porqué y el para qué de la labor antropológica y cuál sería el papel dentro de los procesos de gestión y planificación de los territorios. De hecho, sin caer en una perogrullada cabe la importancia de no perder de vista la pauta etnográfica y la diversidad de oportunidades que brindan los territorios para generar procesos de acceso y garantía de derechos socioculturales de los pueblos originarios asentados históricamente.

Frente a ello, considero que la etnografía puede ayudar a entender y brindar herramientas frente a la problemática del desarrollo económico en poblaciones indígenas u originarias e incluso en la planificación social mediante el acceso a servicios públicos con pertinencia cultural que garanticen derechos de estas poblaciones en contextos de ciudad. Por tanto, el tratamiento de la cultura se hace cada vez más compleja, que no basta situarse en aspectos fenomenológicos temporales, sino que por el contrario, el análisis empírico y aquellos inventarios descriptivos de la diversidad cultural recaigan como una prioridad que permitan visualizar los límites y concepciones de las diversas conductas de los individuos en comunidad y de aquellas instituciones sociales históricamente invisibles en nuestras sociedades. Aquí, la labor antropológica es meritoria, puesto que incluirá en el análisis de los territorios las cualidades de diseño sociocultural de las poblaciones frente al futuro.

Roberto Carlos Valeriano

Antropólogo